EL INICIO
Doña Virginia ya había comenzado con la remodelación de su cocina; como muchos de los prospectos que nos visitan, doña Virginia estaba construyendo su cocina de mampostería con la ayuda de un maestro albañil. Sin embargo, su hija la había convencido de contactar a expertos para que la asesoraran con su proyecto y así fue como nos contactó. El día que se presentó en nuestro showroom ya estaba muy avanzado su proyecto y vino la desilusión… Nosotros ya teníamos un proyecto pero debíamos partir desde cero, todo lo que había construido había que demolerlo para construir una cocina más funcional.
EL RETO
Teníamos dos retos, el principal era convencer a doña Virgina de tirar su avance de obra; el segundo, hacerla invertir en una cocina diferente. Una cocina que no tenía contemplada y era una experiencia totalmente desconocida para ella.
LA EXPERIENCIA
El mismo día que nos visitó le explicamos que era necesario demoler e invertir mucho más de lo que tenía planeado. Se mostró contrariada y desconcertada, al grado de decirnos que no era lo que estaba buscando y ni siquiera iba a considerar nuestra propuesta; se disponía a salir del showroom cuando su hermana la convenció de quedarse y ver lo que podíamos ofrecerle, total, ya habían hecho el viaje y nada perdían con dedicarnos cinco minutos más.
Esos cinco “minutitos” se convirtieron en dos horas de presentación, de cambios en el diseño y de firma de contrato.
Esos cinco “minutitos” se convirtieron en dos horas de presentación, de cambios en el diseño y de firma de contrato.
EL RESULTADO
Doña Virgina consiguió una cocina muy diferente a la que tenía planeada, era amplia, sin obstáculos, de diseño muy limpio, muy elegante, blanca, al alto brillo. Ganó mucho más espacio, tenía todo más a la mano, sin necesidad de vivir hincada buscando trastes en nichos innecesarios, una cubierta de cuarzo de ensueño y en general, una cocina mucho más cómoda, con una configuración que le permite hasta el día de hoy, ser más eficiente, disfrutar más de preparar alimentos y poder servir a los suyos con una mejor disposición y mucho amor.
¡Gracias Doña Virginia por regalarnos esos cinco “minutitos” y darnos la oportunidad de servirle y juntos hacer esta hermosa historia de éxito!